MATIAS ANGHILERI
Odontólogo - ¿Escritor?
La Odio... - (09-2012)
La miro dormir y la odio. Ronca. Se babea. Desparramada sobre la cama. No le importa dejarme un pedacito. Yo, desvelado. Mirando al techo mientras alimento unas ganas inconcebibles de acercarme suavemente con la almohada a su rostro. Me contengo, suelto la almohada.
Soltala Matías… Despacito... Bien. Dejala dormir. No soporto más y le tapo la nariz hasta que abre la boca desesperada para respirar. Insulta en su idioma, gira, y vuelve a dormir.
En realidad me despertó el frío. Porque se envolvió sobre la frazada y las sábanas y fue imposible desenroscarla. Si fuera a buscar otra colcha también se encargaría de agarrarla. No puedo prender la tele. Hace quilombo. Apoyo mi cabeza sobre la almohada y de más está decir que a nadie se le ocurre llorar en este momento, en el que estoy lúcido, dispuesto a socorrer al mismísimo Papa. Nada. El viento se hace notar sobre la ventana. Miro el reloj. Las 4. Puta madre que lo parió. Bajo, tomo agua y como una rodaja de manzana. Mentira, el gordo se clavó un vaso de gaseosa y un pedazo de torta. Seca, desde el primer bocado que no me gustó. Pero tampoco es cuestión de tirar la comida. Si el Lunes empiezo la dieta estos gustos hay que dárselos en vida. Abro la puerta de la heladera y empiezo a revolver por todos lados como un desesperado. Puteo porque no hay dulce de leche para untarle arriba. Tendrían que filmar mi vida, como llegar a los 200 kilos en 10 meses. Hacia allá voy…
Hago 3 series de 50 de abdominales y subo nuevamente para reposar, esta vez con el estómago lleno. (por si algún incauto se lo creyó, lo del ejercicio es falso).
Miro el celular. 4.30…
Miro a mi hijo dormir. Planchado. Mi hija, como si nada. Mi mujer, desmayada…
Soltá la almohada Matías, es la última vez que me lo repito y esta vez en voz alta…
Al momento de acostarme le meto un par de culatazos, solo porque me siento bien pegándole y evitando que duerma de corrido. Ni se entera, y con el movimiento me hizo un ruido la cadera. Giro como si fuera un trompo buscando la ubicación adecuada, nada. Cuento ovejas, búhos, rinocerontes, pienso en películas, rememoro Tom Sawyer, los faroles están más abiertos que nunca.
Decido sentarme y prender la tele sin sonido. Obviamente la enciendo y el volumen está a 3000. Desesperado agarro el control remoto para bajarlo… No está donde debe estar y corro desesperado sobre el cuarto dando vueltas sobre mi eje esperando que él mismo salte y me grite “Aca ta´”. No lo hace y me pego a la tele a buscar el botón del volumen par bajarlo. Era tan fácil con los televisores a tubo… Eran botones. Ahora ando pasando el dedo por todos los bordes para ver si acierto. Obviamente toco el de los canales. Siempre, pero siempre, vas a cambiar el canal antes de tocar el volumen. Lo encuentro y callo sus voces mientras me pregunto ¿Por qué mierda siempre se prenden a tan alto volumen a la noche? CALSKJBFASLUHUASHFIUAGFLAGLAFOQPUHRUQJODER. Se le escucha decir a mi acompañante somnolienta.
Vuelvo a la cama y obviamente el control estaba al lado mío. Miro para los costados a ver si encuentro al duende de mierda que esconde las cosas. 300 canales tengo, empiezo con los de televenta, sigo con series viejas e increíblemente me quedo mirando a una víbora comerse a un roedor porque en los otros canales no hay nada. Me da asco y cambio. Discovery Health: ¿Por qué insisten en mostrar en un primer plano el parto de una mujer? Por Dios!!! Qué parte es eso?!?!?! Ay la puta madre, ahí empezó a salir… No quiero ver pero veo. La cabeza esa es gigantesca! No sale más, y se sigue abriendo!!! Me dan ganas de gritarle, saliii de una vez pendejo!!! Pero me contengo… Y yo que pensé que mi profesión es jodida. El pibe es cabezón. Inmediatamente pienso en mi vieja. Pobre. Mi perímetro cefálico es inmenso. Se cansaban de solo peinarme. Los peluqueros me odian. Cabezón y con remolinos. Entre 2 peluqueros me cortan y les van masajeando los bíceps. Y mi hijo lo heredó... No estoy demasiado orgulloso de eso. Me di cuenta el primer día que le puse una remera. Imposible…
Lloró hasta que cedió el elástico. Lo más parecido a una violación textil que vi en mi vida. Ahora antes de ponerle una nueva hago fuerzas para estirarla hasta que escucho el ruido del elástico cual cuello de película que están acogotando…
Cambio y miro como un tipo, por ponerse unas plantillas en los zapatos adelgaza 30 kilos en un mes. A partir del Lunes lo voy a envidiar. Quizás hasta me las compre…
Digo Basta, ya está, a dormir. Apago la tele, apoyo mi cabeza, le saco la frazada a mi mujer, y le pego una vuelta sobre mi cuerpo. A ver si me la sacás ahora, cagate de frío vos.
Empiezo a conciliar el sueño… Veo la luz… Y en ese exacto momento mi amado hijo se empieza a quejar. Grita. Ahora llorás no? Esperaste hasta este puto minuto para quejarte… Me levanto caliente. Voy enojado a la pieza. Llego y me dice: “Papaaaaa” llorando. Mis barreras se caen y lo abrazo. “Ya está hijo, acá está Papá”. Lo abrazo y se calma. En ese momento sos Dios. Sos su superhéroe. Mientras me acaricia la oreja lo llevo a la cama grande. Lo acuesto en el medio. Y me acomodo en el poco lugar que me queda. Duermo mal hasta las 7 que me levanto. Los ojos están todavía pegados y los veo a mis hijos y a Ana durmiendo juntos. Antes de salir del cuarto los beso, agarro la frazada y los tapo a los 3. No vaya a ser cosa que tomen frío…
M.I.A.
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