MATIAS ANGHILERI
Odontólogo - ¿Escritor?
Mis Hijos... - (09-2012)
Si esperás descansar durante el día estás perdido… No existen tiempos muertos, nadie da tregua. Están ahí siempre, observándote, esperando el momento que te relajes para tomarte de la mano y pedirte algo que obviamente se encuentra en la otra esquina de la casa.
Miento, si existe un momento para uno, y es cuando vas al baño. Cerrás la puerta, el silencio te envuelve y te sentís en paz por unos minutos. Escuchás que al otro lado de la puerta hay una guerra, pero vos estás en tu fortín.
Desgraciadamente me descubrieron, mi hijo para ser más exacto notó que iba más de lo común al baño. Y me quiso acompañar. No hubo manera de sacarlo. Y hasta mi mayor momento de intimidad lo tuve que compartir. No sé si su olfato volverá a ser el mismo…
Por lo tanto llega nuevamente la noche, y termino recostado mirando televisión. Los ojos se cierran solos, los párpados pesan. Un hipnotizador se hace un festín conmigo. 40 minutos después la saliva baja por mi mentón, estoy en la peor posición imaginable, destapado y con frío, el cuello está a punto de girar 360° cual poseído en el exorcista, sobre la pared y sin almohada. Hasta que mi mujer me recuerda que tengo que llevar a mi hijo a dormir, que ella se queda con Emma. No entiendo demasiado, pero tengo una contractura muscular en el cuello que sé, me va a durar días enteros. Solo lo puedo girar hacia la izquierda, la derecha es imposible. Tengo 33° de visión periférica. Mi hijo excitado. Como si hubiera dormido 14 horas seguidas. Logro que me acompañe hasta el cuarto, pero solo porque voy cerrando las puertas y le dejo un camino único. Me siento en su cama mientras me acaricio el cuello buscando los nudos e intento despegar mis ojos y lo miro a Valentino. No para: Salta, corre, grita, agarra todos los juguetes, los tira para volver a agarrarlos. Intento gritarle. No encuentro fuerzas para hacerlo. Empiezo a barajar opciones… La ventana es tentadora, pero luego de deliberarlo con mi conciencia decido eliminarla de la lista. De la soga también debo olvidarme, aunque la idea de atarlo a veces sea tan atractiva… La violencia también se quita de la lista, a ver… si, se quita. Me doy cuenta que mientras a mi hijo solo le queda caminar por las paredes yo ya taché las 10 primeras posibilidades que se me vienen a la cabeza. Decido esperarlo, y en cuanto se acerque, desprevenido, me abalanzo y lo agarro. Nunca fui ágil, ni lo seré, por lo que recién a la 4ta vez lo logro, y en cada intento fallido me agarro inmediatamente el cuello, que cada vez me duele más. Iba a tomarme un ibuprofeno por el dolor, pero ya lo tengo en mis manos y no hay tiempo, lo cazo, patalea y grita como si lo estuviera secuestrando. Hay que dormir le digo, solamente deletrear ese verbo me hace segregar mas saliva, A DOOOORRRMIIIRRRRRR….
Tira cabezazos, patadas, puñetazos y el 73% de los golpes encuentran destino en mi cuerpo. Pero es el momento de resistir. Si bajo los brazos ahora, habré perdido para siempre…
Lo acuesto y empieza el llanto. Uno siempre empieza comprensivo: “bueno hijo, ya está, a dormir”. LUUUUUZZZZZZ, me grita. “Hay que apagar la luz hijo de mi corazón, hay que hacer noni”. MAMAAAAA, “lo que pasa es que mami está durmiendo con la hermanita, vos dormís un ratito conmigo, al lado de papi”. MEMEEEEE, “ya sos grande hijito para la meme”. 10 minutos después arranca el ciclo nuevamente sin interrumpir el llanto. LUUUUZZZZZ, y ahí la paciencia se va al carajo: “Mirá pendejo, dormí porque te cago a palos. Me tenés las pelotas llenas de llorar. Hace 2 años y medio que llorás por lo mismo”.
Inmediatamente a eso le sigue la culpa, porque llora más. Lo abrazás y lo besás. Como para que te perdone por ser tan turro. Después nos quejamos si sale bipolar…
3 de la mañana me despierta mi mujer. Vení a la cama gordo, te quedaste dormido. Ya se acaban de contracturar el resto de los músculos del cuello. Directamente no puedo girar salvo que parezca Robocop y mueva todo mi cuerpo hacia un costado o el otro. Camino recto y tomo las curvas con lentitud. Unas horas de sueño y ya se soluciona.
10 minutos después mi hija en la cuna empieza a llorar. Quiere teta, le digo. “Si acaba de tomar! Y cómo sabés que quiere teta?” Porque tiene toda la mano adentro de la boca!! Y generalmente a esta altura de la noche, uno empieza a discutir sinsentidos con la pareja esperando que alguno tenga la razón…
Se va al carajo lo que dicen los odontólogos, esta vez de los 9 dentistas que recomiendan no usar el chupete soy el número 10. Lo agarro y cuando se lo voy a poner me dice, está sucio. Y porqué? Porque no lo lavé, no hay agua. Cómo que no hay agua? Volvemos a discutir. Sinsentido nuevamente. Hiervo agua, limpio el chupete y nos acostamos para dormir un rato más…
En esas horas se calman las bestias para que descansemos los dos, se ve que se van acostumbrando a estos padres locos que les tocó tener, pobres….
M.I.A.
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